En el 3er grado de la profesora Carmen Rosa, surge el tema, de si alguien con mucho dinero y ropa bonita, tiene prioridad sobre alguien que no tiene mucho dinero.
Hacemos un juego de roles: Sylvia la señora rica, Andrea su bisabuela que viene del campo, polvorienta de andar mucho, con sus ojotas, pollera y sombrero. La profesora Carmen es la trabajadora del banco. Andrea entra en el banco y busca dónde la pueden ayudar, porque habitualmente no va al banco. Sylvia entra con su ropa elegante y pasa por delante de ella y grita a Carmen que está muy apurada y que necesita que la ayuden inmediatamente. Carmen le explica tranquilamente que Andrea ha entrado primero. Sylvia se da la vuelta, mira a Andrea de pies a cabeza y dice: «¡Debe de tener todo el tiempo del mundo!». Mientras tanto, los niños de la clase se inquietan porque quieren participar. «¡La bisabuela tiene prioridad!», gritan algunos.
Paramos el juego para entrar en el ejercicio con los niños y ellos se colocan en la línea de diálogo en el centro del círculo. ¿Quién tiene prioridad? Los estudiantes pueden elegir; o colocarse al lado de Sylvia o al lado de Andrea. Un niño se atreve a colocarse solito del lado de Sylvia. Cuando escucha las opiniones de los otros niños, ya no se atreve a decir su opinión, lo que se entiende. Probablemente se colocó al lado de Sylvia porque es lo que ha visto en su entorno, la gente con dinero suele recibir un trato preferente. La profesora pregunta a todos, ¿y si hubieran entrado las dos a la vez?, ¿a quién darías prioridad? La conclusión es: a la mujer mayor o sea, Andrea, por ser mayor. Un niño concluyó muy lindo el trabajo con: «La bisabuela tiene polvo de andar, sudor de trabajar duro en el campo. Y la mujer rica viene muy cómoda en su carro. ¡La bisabuela tiene derecho de ser la primera!». Ojalá todo el mundo pensará así...
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